by Ermengol Punsola | Aug 2, 2016 | Escalada, Sin categorizar, vendaje
En uno de los post publicados anteriormente hicimos referencia al dolor de dedos en la escalada. Una de las causas era por la lesión de uno de los ligamentos de la articulación del dedo. La lesión ligamentosa más típica en el escalador y que produce dolor en la articulación interfalángica proximal, es la del ligamento colateral radial del 3r o 4º dedo. La lesión de este ligamento genera un engrosamiento típico de la misma articulación, la capsulitis, junto con dolor en el lateral que se puede distribuir a toda la articulación al realizar movimientos de flexión y extensión del dedo. El mecanismo lesional suele ser debido a presas laterales que generen una torsión del dedo y por lo tanto que pongan en riesgo este ligamento.
Una vez diagnosticada la lesión del ligamento colateral por un profesional, el abordaje terapéutico a realizar consistirá en una inmovilización para permitir la cicatrización de dicho ligamento.
El vendaje en sindactília es un vendaje que permite relajar este ligamento, de forma que ayuda a acercar los extremos lesionados y así poderlos reparar, además, evita los movimientos de rotación y de lateralización del mismo dedo que podría interferir en la misma cicatrización.
Aquí os dejamos un link con el vídeo de cómo realizar este vendaje: https://vimeo.com/172918684
Equipo Hand Therapy Bcn
by Ermengol Punsola | May 23, 2016 | Sin categorizar
El uso del vendaje en escalada con esparadrapo o tape es un gran clásico dentro del kit del escalador.
Uno de los vendajes más extendidos que todo escalador conoce, es el que se confecciona alrededor del dedo en forma de anillo.
En principio este vendaje se acostumbra a usar con el objetivo de proteger las poleas digitales de los dedos que con frecuencia se lesionan en los escaladores. La frecuencia de su uso contrasta con la poca evidencia existente sobre su eficacia a la hora de proteger las poleas. A pesar de ello, realizar este vendaje está más que justificado si el escalador al realizarlo siente un mayor confort y seguridad al usarlo. Pero, el objetivo de este post no es hablar de este vendaje ya clásico y que todo el mundo conoce.
Para el escalador, así como para otros muchos deportistas, el uso de vendaje tiene dos funciones principales, el terapéutico, para neutralizar un movimiento y permitir la cicatrización del tejido, y el preventivo, para evitar lesiones.
El lesionar la mano es algo frecuente en la práctica de la escalada. El hecho que la mano sea el elemento que se relaciona directamente con la roca, usando agarres cada vez más pequeños, implica que las lesiones formen parte del viaje habitual del escalador.
Algunas de estas lesiones son parte del proceso de adaptación de los tejidos capsulares, ligamentosos y tendinosos de la mano a la práctica deportiva, pero otras veces, estas lesiones mecánicamente intrascendentes son capaces de generar dolor e incomodidad, llegando a afectar directamente a la práctica deportiva, reduciendo la frecuencia, reduciendo el grado, o incluso obligando al escalador a parar.
Esta situación de dolor de las estructuras de las manos puede ser gestionada simplemente con un vendaje que neutralice el movimiento que produce la molestia y/o el dolor, y que permita poder continuar escalando mientras el proceso cicatricial de la lesión va consolidando. Este vendaje terapéutico será efectivo y conseguirá resolver el proceso en unas 3 semanas siempre y cuando el escalador no consiga reproducir en ningún momento su dolor de la mano.
El vendaje preventivo se utiliza con mucha frecuencia en escalada de fisuras para prevenir las típicas lesiones de la piel en las zonas donde mayor contacto tiene la roca con la piel. Por otro lado, existen escaladores que hacen uso de vendaje preventivo en los dedos para prevenir lesiones capsulares, ligamentosas y tendinosas. Si bien es cierto que pueden llegar a proteger dichas estructuras, no es del todo recomendable hacer un uso excesivo de estos vendajes puesto que el mismo vendaje puede inhibir el refuerzo natural de estas estructuras con el paso del tiempo y la escalada.
En el próximo post os mostraremos algunos de los vendajes más utilizados para dedos lesionados.
by Ermengol Punsola | Apr 26, 2016 | Sin categorizar
Hace un tiempo os hablamos de la importancia de realizar un buen calentamiento antes de empezar a escalar. Ahora toca hablar sobre otra parte muy importante del entrenamiento, la vuelta a la calma.
Esta fase permite bajar de una forma progresiva la temperatura de los tejidos, la respiración y el ritmo cardíaco, con el fin de promover una recuperación muscular más rápida, una mejora de la flexibilidad y un aumento del margen de seguridad en las lesiones musculares y articulares.
La vuelta a la clama se puede subdividir en 3 fases:
1- Una primera fase más activa, dónde es importante no parar de golpe después de la última vía del entrenamiento. Se debe andar unos minutos por el rocódromo, y cuando la respiración se haya estabilizado, realizar algunos movimientos dinámicos de escalada o alguna vía fácil. Es muy importante no ejecutar ejercicios exigentes durante esta fase, es decir, no se debe sentir un aumento de la frecuencia respiratoria.
2- Una segunda fase donde se trabajará la flexibilidad realizando estiramientos de la musculatura más implicada durante el entrenamiento, con el objetivo de disminuir el tono muscular y mantener una actitud corporal y simetría muscular.
Como ya se comentó en el post anterior, hay diferentes tipos de estiramientos, y cada uno está indicado para una parte específica del entrenamiento. En esta fase se realizaran estiramientos estáticos (a velocidad baja o velocidad 0) y a una intensidad media.
¡Se deben evitar los estiramientos a máxima intensidad cuando el músculo está fatigado, ya que aumenta el riesgo de lesión muscular!
Metodología de realización de los estiramientos: 3-5 repeticiones de 1 a 3 minutos, con un descanso entre repeticiones aproximadamente igual al tiempo de trabajo. Realizar 1-2 series de estiramientos, con un descanso entre series de 3 a 5 minutos.
A continuación se muestran algunos ejemplos de estiramientos básicos de tren superior que todo escalador debería conocer:
- Musculatura flexora de dedos y muñeca: Manteniendo el codo doblado junto a la cintura con la palma de la mano mirando hacia al techo, realizar una extensión simultánea de dedos y muñeca. Con la otra mano sujetar los dedos llevándolos hacia la línea media del cuerpo.
- Musculatura extensora de dedos y muñeca: Empezar el estiramiento con codo doblado, palma de la mano mirando hacia el suelo y muñeca y dedos flexionados. Sujetar con la mano contraria los dedos en flexión manteniendo la mano mirando hacia afuera. En esta posición extender el brazo progresivamente hasta la aparición de tensión muscular.
- Musculatura intrínseca de la mano (interóseos): Intercalar los dedos de las dos manos con éstos flexionados como aparece en la imagen. En esta posición, empujar la mano izquierda hacia la derecha, de forma que las articulaciones de la base de los dedos de la mano derecha se extiendan. Deberéis notar una tensión interna en la mano. Realizar el mismo procedimiento con la mano izquierda.
- Musculatura flexora de codo (bíceps y braquial): Apoyar mano en la pared con el brazo extendido hacia atrás y separado del cuerpo 90º. En esta posición rotar el brazo hacia dentro hasta la aparición de tensión en cara anterior de brazo. Importante no confundir este estiramiento con el de pectoral.
- Musculatura extensora de codo (tríceps): Doblar codo y subir el brazo hacia arriba con la ayuda de la otra mano. Mantener el tronco ligeramente encorvado y empujar el codo hacia atrás y hacia el techo sin mover la posición de la espalda.
- Musculatura del pecho (pectoral mayor): Misma posición inicial que para el estiramiento del bíceps pero esta vez sin realizar el giro del brazo. A partir de aquí, realizar la rotación del tronco hacia afuera hasta la aparición de tensión muscular en cara anterior del pecho.
- Musculatura de la espalda (dorsal ancho): Realizar una fijación en la pared con la mano del lado que se quiera trabajar. Mantener el tronco estirado y con cierta flexión de cadera. En esta posición llevar el peso hacia atrás y hacia al lado contrario situando la pierna ligeramente hacia la línea media del cuerpo.
3- La última fase, pero no menos importante, es la ingesta de alimentos antes de una hora y media después de haber acabado con la actividad física. De esta manera, se facilitará la re-síntesis muscular y la reposición de los depósitos de glucógeno. Para obtener mayor información sobre qué tipo de alimentos son los más adecuados después de la práctica deportiva, os aconsejamos visitaros con vuestro nutricionista.
by Ermengol Punsola | Apr 11, 2016 | Sin categorizar
Django Reinhardt, Tony Iommi y Pat Martino
Tres historias de guitarristas. Tres historias de superación. Tres historias que dan a la mano un papel capital en la historia de la música. Django, Tony y Pat comparten, aparte de ser guitarristas de élite, una traumática relación con su extremidad superior. Más allá del corte que significó para sus carreras musicales, no solo se pudieron rehacer sino que además estas experiencias significaron un antes y un después en la historia de la música.
1928, afueras de París. Jean Baptiste Reinhardt, apodado Django, vuelve de madrugada al campamento gitano donde tiene la caravana familiar. Con una vela para iluminarse se enciende un fuego que quema su hogar y lo deja con el muslo derecho y la mano izquierda dañadas. Con 18 años ya hace 5 que es un músico profesional de gran reconocimiento en la capital francesa y esta experiencia le amenaza su trayectoria.
Después de 18 meses de rehabilitación le pudieron salvar la pierna, pero en la mano le quedarían las secuelas que reescribirían la historia de la música y lo definirían como un referente de superación personal y creatividad frente al desastre. El cuarto y el quinto dedoquedaron retraídos hacia la palma a causa del calor recibido en los tendones. De esta manera tuvo que redefinir cómo tocar la guitarra y su ingenio no sólo volvió a capacitarlo para tocar el instrumento tan solo con el segundo y tercer dedo, sino que además lo dotó de un estilo propio muy original. Se volcó con el jazz y se convirtió en uno de los guitarristas más grandes jamás vistos.
J’attendrai – Stéphane Grappelli and Django Reinhardt
1965, Birmingham. El joven Tony Iommi está en la fábrica metalúrgica donde trabaja y es su último día. Quiere triunfar en el mundo de la música como guitarrista y la fábrica le aburre. Desafortunadamente un accidente con una plancha le aplasta la punta del tercer y cuarto dedos, condenándolo a abandonar la carrera musical. Ante la frustración del joven, su jefe le habla de un guitarrista gitano francés que se convirtió en un referente del jazz tocando solo con dos dedos.
Gracias a su experiencia en la metalurgia se hizo una extensión metálica adaptada a sus dedos y se alentó a seguir tocando la guitarra. Más tarde sustituyó la pieza metálica por unas pequeñas prótesis de plástico recubiertas con cuero en la punta de los dedos. Como que aún sentía dolor cada vez que tocaba las cuerdas decidió bajarle la tensión para aligerar la presión. El resultado de esta adaptación fue un nuevo sonido que daría vida a un nuevo estilo musical. Este ingenio, sin ser consciente, le llevó a convertir-se en el padre del Heavy Metal.
Black Sabbath- Tony Iommi solo
1980, Filadelfia. El exitoso i reconocido guitarrista de jazz Pat Martino hace tiempo que padece dolores de cabeza agudos. Después de varias pruebas se le ha diagnosticado un aneurisma cerebral severo y se somete a una operación a vida o muerte. Por suerte sale con vida, pero no recuerda absolutamente nada.
Cuatro años después, con cuarenta años y sin recordar cómo se tocaba una guitarra, decidió retomar la carrera musical volviendo a aprender a tocarla con el mayor maestro que podía encontrar: él mismo. Se cerró en el estudio a escuchar sus grabaciones mientras iba reencontrando los acordes, aprendiendo sus propias piezas y desenterrando aquel genio que había perdido la memoria. En 1987 volvió a los estudios de grabación con la lección aprendida y publicó un disco que con el nombre lo diría todo: The Return. Volvía i volvía a ser uno de los mejores.
Pat Martino al Jamboree Jazz Club
El pensador italiano Antonio Gramsci decía que era un pesimista debido a la inteligencia, pero que a la vez era un optimista de la voluntad. Pese analizar negativamente la sociedad se dotaba de optimismo para encarar de la mejor manera el futuro. No bajaba nunca la cabeza, no se frustraba con los males que veía, no desistía de sus sueños. Como los tres personajes que hemos conocido, no solo creía que teníamos que aprender a convivir y a perseguir nuestros deseos pese a todas las trabas que nos encontrásemos por el camino, sino que además hacía falta sacar el máximo provecho de totas las desgracias. El afán de superación que de la desgracia hace virtud y una oportunidad para ir aún más allá.
by Ermengol Punsola | Oct 26, 2015 | Escalada, Sin categorizar
¡Me he roto las poleas!!!!
Esta es una de las frases más temida por los escaladores. Todos saben que es una lesión que es típica de escaladores y lo relacionan con largos periodos de no poder escalar, pero exactamente ¿qué son y para qué sirven estas poleas? y ¿realmente es tan grave su lesión?
La polea (de la que hablan los escaladores) es una estructura anatómica que se halla en la cara anterior de los dedos largos y del pulgar. Cada dedo tiene un total de 5 poleas anulares y 4 poleas cruciformes a lo largo del dedo. Su función principal es la de mantener el tendón flexor (el que dobla el dedo) solidario al hueso del dedo (la falange). Una comparación fácil sería como las anillas por los que pasa el hilo de una caña de pescar.
A veces la mejor manera de entender estos conceptos es partir de la situación contraria… ¿qué pasaría si no hubiera anillas o, en el caso de los dedos, poleas? Pues que tanto el hilo de la caña de pescar como los tendones de la mano se transformarían en arco, es decir, serían capaces de separarse de la caña y del hueso y por lo tanto, toda la parte cóncava de la mano al realizar el movimiento de flexión de los dedos, se vería ocupada por el tendón. Con lo cual ¡perderíamos la capacidad de la mano de contener objetos!!
En cualquier caso, ¿para qué sirven las poleas? Las poleas son unos elementos que permiten que el tendón se mantenga en su camino normal. Hacen que la fuerza que este ejerce en el dedo sea regular, y permiten que el dedo se pueda cerrar completamente. La falta de una de ellas, podrá alterar estas 3 funciones.
¿Qué pasa si me rompo la polea? A nivel mecánico lo que va a suceder es que cuando intentes doblar el dedo, este perderá su capacidad de recorrido y cerrará menos. Al llevar el dedo a la flexión, el tendón se separará del hueso y generará un efecto de cuerda de arco, con lo que el dedo se verá más grueso, sobre todo al hacer fuerza.
¿Significa que voy a perder fuerza? Es posible que haya una pequeña pérdida de fuerza de agarre pero no tiene por qué afectar la fuerza durante la escalada. Hay pacientes con lesiones de poleas que han acabado deformando el dedo debido al mismo proceso de cicatrización pero que han mantenido su rendimiento en escalada. Una buena cicatriz puede generar una rigidez del mismo dedo y a su vez crear un dedo extremadamente fuerte. Pero también hay los pacientes que les ha sucedido a la inversa, a los que no se les ha estabilizado el proceso de cicatrización y es un dedo que genera dolor e impotencia.
¿Si me duele el dedo significa que me he roto la polea? No tiene por qué ser así. Existen otras lesiones que también pueden generar dolor en el dedo, como por ejemplo la sobrecarga muscular (de la cual hablaremos próximamente). Si el dolor está asociado a una lesión de la polea suele tener un inicio súbito, generalmente asociado a un chasquido fuerte, un ruido estrepitoso que se puede oír a distancia, que incluso la persona que asegura al escalador es capaz de escuchar. En el momento en el que se escucha este chasquido, se da una respuesta inflamatoria en la zona que hincha el dedo en cuestión.
¿Si se me ha roto la polea hay que operar? En principio la cirugía sólo está indicada si la rotura implica a más de una polea. En el caso que sea sólo una de ellas no está indicado. Las cirugías más eficaces para los escaladores son las reconstrucciones mediante un trasplante con otro tejido del mismo cuerpo. El cirujano también puede optar por realizar una reparación de la polea rota, es decir, una sutura de esta, pero en el caso de escaladores, estas se consideran poco eficaces ya que al volver a escalar la cicatriz puede ceder fácilmente volviendo a la posición de deformidad del tendón.
¿Puedo tener una lesión de poleas y que no me duela nada? Sí es bastante frecuente y en estos casos sobretodo no hay que hacer nada.
¿Puedo hacer algo para evitar las lesiones de poleas? Lo primero es saber que las poleas ganan fuerza con el tiempo, si progresas muy rápido es posible que no tengan tiempo de “endurecerse”. Un buen calentamiento previo es clave ya que la mano “en frio” no es tan resistente y tiene riesgo de lesión. Y por último, evitar estar un tiempo excesivo en vías de nivel ensayado, sobre todo si es a final del día.
¡NO dejes la vía más difícil para el final, casi todos los escaladores se lesionan las poleas en ese momento!!!!
¡¡¡Cuida tus manos y a escalar!!!
by Ermengol Punsola | Oct 17, 2013 | Uncategorized
Os preguntaréis por qué alguien que estudió ciencias mixtas se interesa en un concepto relacionado con las letras puras. La razón es muy sencilla: todo lo que decimos lleva implícita una carga de significado que no depende únicamente de nuestro discurso, si no quieres llevar la carga del significado que durante la historia se le ha ido dando a ese concepto.
Una de las principales herramientas del fisioterapeuta es la comunicación con el paciente. Como todos sabemos, el paciente requiere entender lo que sucede y en muchos casos está a la caza de un diagnóstico que le permita poner nombre a su sufrimiento. Nuestras palabras serán su apoyo.
En referencia a esto viviremos diferentes escenarios.
Escenario 1.- Todos conocemos algún caso donde sucede lo siguiente: “ahora ya sé lo que me pasa, es que tengo …….(seguido por una palabra técnica)”. El hecho de que el paciente use la palabra “tengo” significa automáticamente que eso es de su propiedad, que es intrínseco a él mismo Y por tanto no modificable. Una sugerencia diferente sería decir “me ha sucedido” o “me he hecho”o “ahora estoy así”. De esta manera conseguiremos que el paciente entienda que él puede ser el responsable de lo que ha sucedido y que, por tanto, no depende de alguien de fuera. También podría entender que esto que está sucediendo es algo temporal y no permanente y, sobre todo, que tiene una capacidad de modificar lo que está sucediendo.
Escenario 2.- lo que tengo es una Capsulitis o lumbalgia… Éstos términos llevan implícitos una zona topográfica y algo que les está sucediendo. ITIS sería una inflamación, ALGIA seria dolor. En ninguno de los dos casos vamos a tener una información real diagnóstica si no que lo que está haciendo es darle nombre técnico a una situación existente, pero en ningún caso da un valor añadido a lo que se está diciendo. Es obvio que si el paciente tiene dolor y es en la zona lumbar le podemos llamar lumbalgia pero esto no nos va dar ninguna información a nivel terapéutico o de estructura lesionada ni de mecanismo lesional. En este caso el paciente debería de saber que por ejemplo se ha hecho una lesión del ligamento y por eso la cápsula está inflamada, O bien que como tiene una protrusión discal al hacer determinado gesto me ha desencadenado un episodio de dolor.
Escenario 3.- me han dicho que tengo un “sudeck” o una “distrofia”. El uso de este tipo de terminología nos puede dar directamente a un error en el momento de realizar el procedimiento. Sudeck era un radiólogo y detectado una falta de fijación de calcio en los huesos en determinados tipo de paciente. Si le llamo Sudeck el tratamiento va tener que ser dar calcitonina para mejorar esta situación. Si le llamo distrofia voy a entender que hay una alteración del sistema trófico con lo cual el tratamiento que voy a requerir está especialmente dirigido al sistema nervioso vegetativo, pero sabemos que esto no va tener ninguna influencia ni en la rigidez que ya se ha establecido ni en el dolor, sobretodo si realizamos movilizaciones forzadas. POR ESTA RAZÓN SI A ESTOS PROBLEMAS ACTUALMENTE SE LE LLAMA SÍNDROME DE DOLOR REGIONAL COMPLEJO SIGNIFICA QUE LE HAN CAMBIADO EL NOMBRE POR ALGÚN MOTIVO. Por tanto si un paciente con una mano que tiene un aspecto horrendo no está sufriendo dolor, no tiene porque considerarse que tiene un síndrome de dolor regional complejo ni cómo se llamaba anteriormente una distrofia o otros nombres.
Escenario 4.- El penúltimo escenario es un gran clásico. Llámese “tendinitis”. Desde hace tiempo que se sabe que los tendones no tienen especialmente capacidad para inflamarse. Si no en su mayoría lo que sufren es una degeneración tisular. Al menos le podemos llamar una inflamación crónica cuando sabemos que la inflamación de normal tiene que hablar entre 3 y 5 días. La cronicidad como su nombre indica tiene relación directa con Cronos el dios del tiempo y se refiere a una situación perenne de este proceso. Esto es claramente una contradicción. Esta terminología pues nos lleva directamente a un error lingüístico y por tanto automáticamente también a un error de procedimiento, si le llamamos tendinitis seguiremos dando elementos antiinflamatorios para su tratamiento. Ojalá fuese una tendinitis de hecho en los tratamientos actuales se intenta generar la ITIS para conseguir reparar.
Escenario 5.- para acabar vamos hablar de un gran clásico la artrosis. Artrosis significa degeneración articular, cuando explicamos a un paciente que tiene artrosis significa que su articulación se está estropeando, pero según el énfasis que le demos uno como le expliquemos al paciente el paciente va entender que está sufriendo una enfermedad. La artrosis es una normalidad no es una enfermedad. Si no se lo explicamos correctamente el paciente va a intentar buscar métodos para regenerar su cartílago a base de cartílago de tiburón, o otros elementos. En ningún momento va entender que esa degeneración articular se lo ha hecho él con su manera de moverse y su manera de actuar. En ningún momento podemos pretender en el tratamiento de la artrosis conseguir que esto remita, por contra podemos conseguir neutralizar las sensaciones dolorosas y que desarticulación funcione sin tener más sobrecarga y por tanto sin generar dolor.
Esta claro que podríamos hablar de muchos otros escenarios, pero lo que queda más claro aún, es que según nuestra manera de comunicar con el paciente es clave. Una comunicación incorrecta va a conseguir pueden efectos totalmente contrarios a los deseados generando que el paciente busque tratamientos que realmente no existen.
Cuidar nuestras palabras y explicar exactamente el contenido de nuestro discurso puede hacer que el paciente asuma mejor su estado físico y por tanto sea más capaz de gestionarlo. Porque al fin y al cabo el paciente satisfecho es el paciente que entiende lo que le pasa y sabe cómo gestionarlo y esta es nuestra tarea.
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