En una conversación de cena de viernes con otros aFISIOnados como yo, me di cuenta de la necesidad generalizada que tiene la fisioterapia de apartarse de conceptos cuyo contenido es de argumentación científicamente difícil. Y está claro que el futuro de la fisioterapia está en demostrar la validez y rigurosidad de nuestro trabajo.
No obstante la proliferación de cada vez más “técnicas” científicamente demostradas, con nombre propio o con registro y copyright, me hacen dudar y darme cuenta de cómo nos vamos progresivamente hacia el otro extremo y así nos van las cosas…
Una vez me dijeron que “el cliente siempre tenia la razón” de lo cual leyendo entre líneas yo entendí que siempre hay que escucharlo aunque no hable en terminología científica ya que siempre se aprende algo. En referencia a esto os propongo leer esta fantástica entrada del blog del “the tiger’s mouth” del Dr. Bruce McFarlane | December 18, 2010 con el título “Note on Anatomy and Physiology: Suppleness of Focus”. Evidentemente no es sobre técnicas de fisioterapia pero hay palabras sabias.
En esta entrada donde efectivamente el Dr McFarlane habla de la práctica del taichí, sin entrar en elementos científicos, nos da unas nociones básicas de cómo se genera un movimiento dependiendo de dónde focalices la atención. Conceptos como este, patrimonio de la humanidad y en manos de disciplinas milenarias, no llevan registro y nos pueden ser extremadamente útiles.
Efectivamente, este concepto aparentemente sencillo nos lleva a una verdad inquietante: en la sociedad actual donde todos vamos con prisa vivimos más pendientes del objetivo de la acción que del proceso de la acción en sí misma. De esta manera, sin darnos cuenta, somos capaces de mantenernos durante horas en una posición imposible mientras realizamos una tarea, a pesar de estar dañándonos el cuerpo.
Este concepto será aún más interesante para mí como terapeuta de mano des del momento en que la mayoría de estas acciones están realizadas por las manos. En un bucle cerrado de manos-ojos, donde el resto del cuerpo no es nada más que el mero transportín de nuestra acción, estamos pendientes del resultado de nuestra acción sin fijarnos en el cómo.
De esta manera puede suceder que nuestra postura, nuestro gesto y nuestra negligencia nos lleven a lesiones que, en caso de haber actuado de otra manera, no hubiesen aparecido. Las manos no se escapan de estos mecanismos.
La lástima es que ante circunstancias como estas en lugar de buscar soluciones reales sobre el origen del problema, busquemos “apaños” poco terapéuticos. Esto me recuerda el hecho de vender compresas para la incontinencia en lugar de explicar que se puede hacer rehabilitación abdominopelviana….
En cualquier caso y teniendo en cuenta estos conceptos, en mi próxima entrada vamos a reflexionar sobre la mano y las nuevas tecnologías. ¿A que no adivináis dónde empieza la mano?
Nos vemos en breve!!!
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