La extremidad superior del ser humano es una extremidad que trabaja en suspensión sujeta en el tórax a través de sus músculos y de la articulación esternoclavicular. Esta liberación de la extremidad superior en el espacio y sin la necesidad de ser locomotriz, hace que en el transcurso de la evolución no haya tenido ninguna necesidad de especializarse para una tarea específica, es una extremidad multitarea. Nuestra mano es nuestra profesión, nuestras actividades domésticas, nuestras relaciones sociales, nuestras aficiones, los deportes, nuestra expresión, ….
En la extremidad inferior, al funcionar en apoyo la fuerza de la gravedad juega en ella un papel más bien compresivo derivado de su trabajo en cadena cinética cerrada. En la extremidad superior por el contrario, esta fuerza va a jugar un papel distinto según sea la posición de la extremidad en el espacio en el transcurso de la función.
Para conseguir optimizar el gesto será necesario una función integral. De un lado un sistema de gestión del movimiento sensible, rápido y eficaz. Por otro lado un sistema de estabilización competente para poder generar el gesto, con la fuerza, la velocidad y la precisión adecuadas sin que esto conlleve una alteración en el control.
El sistema estará constituido por el componente osteo-articular y el músculotendinoso . El primero, en esta extremidad en suspensión, se centra, excepto en la articulación humerocubital, en una estabilidad principalmente ligamentosa ya que las articulaciones carecen de una congruencia marcada. La inestabilidad intrínseca debido a la forma de los elementos, hace que el componente musculotendinoso de la extremidad superior juegue un papel primordial para el equilibrio y control del movimiento.
Cómo funciona el sistema musculotendinoso? La estabilidad y el movimiento activo forman parte de un todo. La co-contracción de todos los músculos de manera simultánea genera la estabilidad mientras que las oscilaciones en la tensión muscular de cada músculo van a generar el movimiento en la dirección deseada y con la forma determinada por el cerebro. Buscando el objetivo inequívoco de la acción, este sistema exquisito de trabajo va a realizarse en todas y cada una de las articulaciones de la extremidad y en cualquier punto del espacio.
Se podrían sugerir diferentes lenguajes con que podría hablar una mano. Con nombres de músculos, con movimientos, con acciones, o con localizaciones en el espacio, … Probablemente todas ellas. Por eso poder hablar cada uno de estos idiomas puede permitirnos llegar a todos los matices de la función de la mano. Eso es lo que hace el terapeuta de la mano.
Con una extremidad superior íntegra conseguiremos realizar movimientos exquisitos que nos permitirá ejercer prensiones, desplazamiento de objetos, manipulaciones finas, trabajo con apoyo, y un sinfín de gestos funcionales a cada cual más complejo. La persona que sufre alguna disfunción del sistema nervioso automáticamente va a sufrir una alteración en este sistema desorganizando completamente el equilibrio de todas las estructuras estabilizadoras. Las activas inicialmente, para acabar deformando las pasivas. El resultado final es el déficit funcional.
La espasticidad y la rigidez generará un exceso de tensión en permanencia sobre las articulaciones provocando unas tensiones excesivas y desiguales. Esta tensión permanente es capaz de deformar las estructuras sometidas a fuerzas permanentes que no son capaces de absorber.
La hipotonía va a generar defecto de compresión articular y por tanto dificultad en la estabilización y el movimiento. Este punto va a tener especial evidencia en la extremidad superior ya que genera subluxaciones en permanencia.
La parálisis va a generar a parte de alteraciones de la estabilidad, también déficit de recorrido articular , muscular y tendinoso. Mantener esta situación en el tiempo implica la reducción de el arco de movimiento activo que acaba generando rigidez en las direcciones de los movimientos que el paciente no es capaz de realizar. De esta manera el paciente afectado por este tipo de alteración va a sufrir retracciones ligamentosas y musculares que van a dificultar el proceso de la recuperación.
La distonía se manifiesta con dificultad en controlar el movimiento en el transcurso de la función. Demasiadas articulaciones para controlar simultáneamente en distintos puntos del espacio.
La patología desencadenante y la zona de la lesión va a determinar el tipo de alteración que puede aparecer. Pero sea cual sea el motivo por el que aparece la lesión, siempre va a repercutir sobre el equilibrio tisular y biológico de la extremidad provocando retracciones, elongaciones, deformidades, dificultad del control del movimiento, fatiga, claudicación y hasta incapacidad para la función.
Los abordajes para el tratamiento de estas manos son amplios y controvertidos, pero una integración de todos ellos, permitiría encontrar una línea media, o, al menos, los puntos más cercanos entre ellos. La presencia del Terapeuta de la Mano en el abordaje de la mano dentro del equipo de neurología puede jugar un papel clave para recuperar funcionalidad en la extremidad superior. El tratamiento conservador de la mano, el tratamiento funcional, y el abordaje posquirúrgico serian algunos de los campos dónde la intervención del especialista en mano seria determinante.
En HandFun 2013 vamos a hablar de ello: www.handfunmeeting.com
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