¡Me he roto las poleas!!!!
Esta es una de las frases más temida por los escaladores. Todos saben que es una lesión que es típica de escaladores y lo relacionan con largos periodos de no poder escalar, pero exactamente ¿qué son y para qué sirven estas poleas? y ¿realmente es tan grave su lesión?
La polea (de la que hablan los escaladores) es una estructura anatómica que se halla en la cara anterior de los dedos largos y del pulgar. Cada dedo tiene un total de 5 poleas anulares y 4 poleas cruciformes a lo largo del dedo. Su función principal es la de mantener el tendón flexor (el que dobla el dedo) solidario al hueso del dedo (la falange). Una comparación fácil sería como las anillas por los que pasa el hilo de una caña de pescar.
A veces la mejor manera de entender estos conceptos es partir de la situación contraria… ¿qué pasaría si no hubiera anillas o, en el caso de los dedos, poleas? Pues que tanto el hilo de la caña de pescar como los tendones de la mano se transformarían en arco, es decir, serían capaces de separarse de la caña y del hueso y por lo tanto, toda la parte cóncava de la mano al realizar el movimiento de flexión de los dedos, se vería ocupada por el tendón. Con lo cual ¡perderíamos la capacidad de la mano de contener objetos!!
En cualquier caso, ¿para qué sirven las poleas? Las poleas son unos elementos que permiten que el tendón se mantenga en su camino normal. Hacen que la fuerza que este ejerce en el dedo sea regular, y permiten que el dedo se pueda cerrar completamente. La falta de una de ellas, podrá alterar estas 3 funciones.
¿Qué pasa si me rompo la polea? A nivel mecánico lo que va a suceder es que cuando intentes doblar el dedo, este perderá su capacidad de recorrido y cerrará menos. Al llevar el dedo a la flexión, el tendón se separará del hueso y generará un efecto de cuerda de arco, con lo que el dedo se verá más grueso, sobre todo al hacer fuerza.
¿Significa que voy a perder fuerza? Es posible que haya una pequeña pérdida de fuerza de agarre pero no tiene por qué afectar la fuerza durante la escalada. Hay pacientes con lesiones de poleas que han acabado deformando el dedo debido al mismo proceso de cicatrización pero que han mantenido su rendimiento en escalada. Una buena cicatriz puede generar una rigidez del mismo dedo y a su vez crear un dedo extremadamente fuerte. Pero también hay los pacientes que les ha sucedido a la inversa, a los que no se les ha estabilizado el proceso de cicatrización y es un dedo que genera dolor e impotencia.
¿Si me duele el dedo significa que me he roto la polea? No tiene por qué ser así. Existen otras lesiones que también pueden generar dolor en el dedo, como por ejemplo la sobrecarga muscular (de la cual hablaremos próximamente). Si el dolor está asociado a una lesión de la polea suele tener un inicio súbito, generalmente asociado a un chasquido fuerte, un ruido estrepitoso que se puede oír a distancia, que incluso la persona que asegura al escalador es capaz de escuchar. En el momento en el que se escucha este chasquido, se da una respuesta inflamatoria en la zona que hincha el dedo en cuestión.
¿Si se me ha roto la polea hay que operar? En principio la cirugía sólo está indicada si la rotura implica a más de una polea. En el caso que sea sólo una de ellas no está indicado. Las cirugías más eficaces para los escaladores son las reconstrucciones mediante un trasplante con otro tejido del mismo cuerpo. El cirujano también puede optar por realizar una reparación de la polea rota, es decir, una sutura de esta, pero en el caso de escaladores, estas se consideran poco eficaces ya que al volver a escalar la cicatriz puede ceder fácilmente volviendo a la posición de deformidad del tendón.
¿Puedo tener una lesión de poleas y que no me duela nada? Sí es bastante frecuente y en estos casos sobretodo no hay que hacer nada.
¿Puedo hacer algo para evitar las lesiones de poleas? Lo primero es saber que las poleas ganan fuerza con el tiempo, si progresas muy rápido es posible que no tengan tiempo de “endurecerse”. Un buen calentamiento previo es clave ya que la mano “en frio” no es tan resistente y tiene riesgo de lesión. Y por último, evitar estar un tiempo excesivo en vías de nivel ensayado, sobre todo si es a final del día.
¡NO dejes la vía más difícil para el final, casi todos los escaladores se lesionan las poleas en ese momento!!!!
¡¡¡Cuida tus manos y a escalar!!!
Las poleas se pueden masajear para abatir el dolor o se tienen que infiltrar para quitar el dolor